Razones económicas detrás de las nuevas regulaciones migratorias de Cuba

  • noviembre 6,2017

El anuncio lo hizo el canciller Bruno Rodríguez el 28 de octubre en un salón de la Universidad Howard, en Washington, DC, como plato fuerte de un evento denominado IV Encuentro de Cubanos Residentes en Estados Unidos en Defensa de la Soberanía Nacional y Contra el Bloqueo. Estuvieron presentes delegados de varios Estados y decenas de agencias de viaje.

En vigor desde el 1 de enero de 2018, las medidas levantan prohibiciones de décadas. Según documento de la cancillería cubana, estas son:

  • Eliminar la “habilitación” del pasaporte para los viajes a Cuba de los emigrados cubanos.
  • Autorizar la entrada y salida a Cuba de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo, a través de las Marinas Turísticas Internacionales Hemingway y Gaviota-Varadero.
  • Permitir la entrada a Cuba de los ciudadanos cubanos que salieron ilegalmente del país, excepto aquellos que lo hicieron a través de la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo.
  • Eliminar el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos residentes en el exterior, que hayan nacido en el extranjero, puedan obtener la ciudadanía cubana y su documento de identidad.

Para entenderlas, cualquier lector no cubano tendría que apoyarse en el Diccionario del surrealismo del socialismo tropical (en caso de que existiera). De otro modo pudiera creer que le toman el pelo: nada de lo anunciado puede hallarse en normativas migratorias internacionales similares. A falta del Diccionario, conviene explicarlas:

La llamada “habilitación”, que en lo adelante quedará eliminada, es una categoría diseñada para exclusivo uso de los cubanos que no residen en la isla. En realidad, ha sido un recurso extorsivo para obligar al viajero a abonar una cantidad adicional de dinero, a pesar de contar con un pasaporte debidamente actualizado; también funcionó como mecanismo para acallar críticas y disuadir algún tipo de actividad considerada “anticubana”. Con todo, queda en pie otro procedimiento extorsivo: la “prórroga”. Si el pasaporte cubano tiene vigencia de 6 años, ¿cómo se explica que haya que renovarlo cada dos? He aquí otra figura ideada para exprimir a los emigrados. Lo demuestra el hecho de que, si el pasaporte fuera utilizado para viajar a otro país, la tal prórroga sería innecesaria.

Pasemos a las “embarcaciones de recreo”. Hasta ahora, un estadounidense, canadiense o francés podía viajar a la isla en su yate, no así los cubanos. ¿Razones? Se consideraba que era un acto potencialmente peligroso para la seguridad nacional o, en todo caso, un mal ejemplo frente a tantas carencias. Ahora se da la bienvenida a las embarcaciones de cubanos radicados en el extranjero, pero no se permite a los nacionales y repatriados poseerlas y mucho menos usarlas para viajar. Los únicos yates permitidos son los de la “nomenclatura”.

El retorno al país —sea de manera temporal o permanente— lo decide el gobierno. Hasta ahora, se prohibía regresar a aquellos que habían salido del país de manera ilegal, sobre todo balseros. El texto advierte que se mantiene, no obstante, la prohibición para aquellos que lo hicieron a través de la Base Naval de Guantánamo. Además, aunque ya pueden retornar quienes salieron de manera ilegal, la veda persiste, durante ocho años, para aquellos profesionales, diplomáticos, artistas y deportistas que abandonen “misiones oficiales”. No hay referencia a la penalidad, no escrita, de cuatro años de negativa de salida para la familia de un “desertor”.

Anteriormente, los hijos de cubanos nacidos en otro país no podían obtener la nacionalidad cubana. En otros países, el vínculo consanguíneo es suficiente. En lo adelante, ese obstáculo queda eliminado. Muy bien, el hijo ya tiene la nacionalidad cubana y su documento de identidad (para lo cual tiene que pagar $350 de entrada, y $160 cada dos años). ¿Cuáles son los beneficios de este, el pasaporte más caro del mundo? En la isla, ninguno; allí el pasaporte “abrepuertas” es el extranjero. Y fuera de allí mucho menos: el documento cubano, según el sitio Passport Index, ocupa el puesto 67 de un ranking mundial de 98.