127 migrantes del Ecuador, desaparecidos en ruta hacia Estados Unidos

  • agosto 17,2016

Veintiún trámites de repatriación de cadáveres hizo la Cancillería a través de la Subsecretaría de la Comunidad Ecuatoriano Migrante en los últimos 2 meses. Son casos de ecuatorianos fallecidos en la frontera México-EE.UU., según Humberto Cordero, subsecretario.

Él dijo que entre 2010 y 2015 se repatriaron 102 cadáveres de nueve países en donde residen ecuatorianos. Pero de estos se desconoce cuántos serían de la frontera norteamericana. Solo se indicó que en ese lapso se localizó a 112 ecuatorianos reportados como desaparecidos, entre vivos y fallecidos.

Cordero no quiso referir la identidad de los repatriados y sus familias, para evitar revictimizarlas, según manifestó, ya que sus muertes se produjeron en viajes con bandas de tráfico ilegal de personas, y eso es delito. Aseguró que las familias reciben ayuda psicológica, social e información permanente.

Esta subsecretaría tiene una lista de 127 desaparecidos de Azuay, Cañar y Morona Santiago, que iban en tránsito irregular hacia los EE.UU. entre 2009 y 2015, pero aún falta actualizar las denuncias de 2016.

Cordero confirmó que una de las víctimas fue Blanca Erráez, quien falleció en el desierto de Arizona el 21 de junio pasado. Ella iba con su conviviente. Su familia se quejó por la supuesta falta de información del lugar en donde se encuentra el cadáver y por la demora en su identificación.

"Ya enviamos las huellas dactilares. Migración detuvo a su conviviente (...), pero nos dicen que el estado de descomposición es alto y se deben seguir protocolos para evitar errores", aseguró su hermano Hernán.

Andrea Ledesma, abogada de la oficina 1800migrante.com, que cuenta con una lista de 110 desaparecidos desde el 2009 hasta la fecha, afirmó que es un derecho de las familias de los desaparecidos contar con la información de Cancillería.

"Si no nos van a dar los nombres porque aún deben identificarse los cadáveres, el Estado debe publicar una lista sobre las características o detalles de las personas que tramita su repatriación", manifestó la abogada, quien agregó que a la lista se debería tener acceso en cualquier lugar del país y del mundo.

Así, según ella, se evitarían el chantaje y las amenazas de los coyotes, como se conoce a los traficantes de personas que cruzan por la frontera a migrantes indocumentados.

"Los coyoteros llaman a la familia para amenazar; decirles que sus seres queridos están detenidos en alguna cárcel; que hay demasiados controles y deben esperar; que llegaron a EE.UU. y ya les llamarán o que están secuestrados por narcotraficantes", sostuvo Ledesma.

Rosa Pintado, por ejemplo, perdió a su esposo, Mario Lojano, en julio de 2014. Lo último que supo es que estaba preso en una cárcel de EE.UU. Así le afirmó el coyote, quien le dijo que lo deportarían en tres meses.

Pero la familia esperó seis meses hasta que en febrero de 2015 denunció su desaparición. Hace tres meses, Pintado tuvo una llamada de la Cancillería. Le pidieron que se acercara otra vez para dar información sobre su esposo y su viaje.

Otras familias también esperan respuestas. Una es la de José T., quien en marzo de 2013, cuando tenía 15 años, quiso reunirse con sus padres en EE.UU. Sus familiares dicen que han pagado a investigadores para que rastreen su paradero, pero no han tenido resultados.

Los viajes clandestinos y las denuncias por desaparición aumentan entre junio y septiembre cada año, según Adrián Rojas, fiscal distrital de Azuay.

En estos grupos también se reporta la desaparición y muerte de menores de edad, según la Subsecretaría de la Comunidad Ecuatoriano Migrante, pero el dato debe actualizarse. (I)

Denuncias Desapariciones

En Cañar

77 casos de tráfico ilegal de personas (conocido como coyoterismo) se denunciaron en 2015 en la fiscalía de Cañar. Y hasta julio de este año, hay 44 denuncias. El fiscal distrital Fabián Amoroso dice que la mayoría de las denuncias se hacen cuando se reportan desapariciones.

En Azuay

31 denuncias en 2015 y 28 hasta julio pasado. El fiscal Adrián Rojas indica que muchos casos no se denuncian por temor o por arreglos con los coyoteros.

El Universo